Actualidad
del cambio climático
En el momento de enviar la presente
entrega de Ciencia Hoy a imprenta está por iniciarse en las afueras de París la
21ª Conferencia de las Partes (designada por la sigla COP21) prevista por la
Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. El artículo
‘Acuerdo internacional sobre cambio climático’, escrito por el destacado
especialista Vicente Barros para este número, proporciona detalles sobre la
conferencia.
Por cambio climático se entiende una modificación
estadísticamente significativa de los parámetros climáticos de la Tierra en
períodos largos, que abarcan décadas, siglos, milenios e incluso millones de
años (oscilaciones cortas, como El Niño, no están incluidas en el concepto).
Esa modificación se puede originar en procesos relacionados con la vida vegetal
o la animal, modificaciones periódicas de la órbita terrestre, cambios en la
radiación solar, movimientos de las placas tectónicas que alteran la geometría de
continentes y mares, erupciones volcánicas, etcétera. Las tendencias más
recientes de cambio climático, también llamadas calentamiento global, cuya
existencia ha sido documentada por considerable cantidad de datos recogidos en
estudios rigurosos e independientes, se atribuyen a un aumento significativo
del contenido atmosférico de gases de efecto invernadero, principalmente
dióxido de carbono (CO2).
Esos gases actúan como los vidrios de un
invernadero o una ventana: dejan pasar la radiación solar que calienta la
Tierra pero no dejan escapar el calor que esta emite en forma de radiación
infrarroja y, como consecuencia, impulsan hacia arriba la temperatura media del
planeta. El CO2 fue, precisamente, un factor crucial para que pudiese haber
vida como la conocemos en la Tierra, ya que si la atmósfera no lo hubiese
contenido, esa temperatura media hubiese estado por debajo del punto de
congelamiento del agua.
Por otra parte, hay un ciclo natural del CO2, por
el que ciertos procesos geológicos, químicos y biológicos lo emiten a la
atmósfera y otros lo extraen de ella, con la consecuencia de que su cantidad en
esta experimenta variaciones, aunque son poco significativas en los lapsos en
que transcurre la vida humana.
Sin embargo, y de acuerdo con datos de múltiples
fuentes, a lo largo del siglo XIX y, sobre todo, del XX, la cantidad de CO2
atmosférico fue aumentando de modo marcado. La razón principal de ese aumento
fue la actividad humana desencadenada por la Revolución Industrial (por eso se
habla de cambio climático antropogénico). Si bien existen algunas voces
disidentes sobre lo último, la opinión científica mayoritaria concuerda en que
esa actividad ocasionó alteraciones en el ciclo del CO2 por las que la cantidad
del gas ingresado en la atmósfera superó crecientemente a la cantidad extraída
de esta, con el consiguiente incremento del efecto invernadero y, por ende, de
la mencionada temperatura media de la Tierra, es decir, causó el calentamiento
global. Se ha estimado que desde el inicio de la Revolución Industrial el
aumento de la temperatura media terrestre fue de 0,8°C.
Las alteraciones en
cuestión consisten principalmente en un aumento de la cantidad de CO2 que llega
a la atmósfera. Su causa central reside en el uso de combustibles fósiles
(carbón, petróleo y gas, formados hace millones de años), principalmente por la
industria, para generar electricidad y para propulsar vehículos. A esto se
adicionan otras situaciones, como la quema de bosques o campos o emisiones de
metano de diversos orígenes, cuya contribución es menor.
En paralelo con lo
explicado, se han constatado modificaciones del medio natural, tanto terrestre
como marino, que muchos estudios científicos atribuyen a las emisiones de gases
de efecto invernadero y al calentamiento global, entre ellas, una distinta
distribución de vegetación, la recesión de los hielos en Groenlandia, las
costas antárticas y la alta montaña, con la consecuente suba del nivel del mar
por el derretimiento de los primeros, y la acidificación de los océanos. Esos
estudios también llevan a pensar que dichas modificaciones aumentarán y tendrán
consecuencias sociales y económicas severas con el avance del calentamiento por
encima de los mencionados 0,8°C. Al mismo tiempo se constata que las emisiones
antropogénicas de gases de efecto invernadero continúan expandiéndose, con
pocas perspectivas de que se logre contenerlas.
Esta situación, de la
que cada vez tienen más conciencia la opinión pública y los medios
periodísticos, viene creando desde hace un par de décadas una preocupación
generalizada en todos los ámbitos e intensos debates políticos sobre qué
medidas tomar. Es el contexto en que se celebrará la conferencia de París¸ cuyo
propósito es acordar tales medidas.
La
Argentina, como todos los demás países, contribuye a las causas del
calentamiento y sufre sus consecuencias. Si bien es responsable del 0,9% de las
emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, entre 1990 y 2010 las que
emite el país aumentaron 90%, mientras el total mundial lo hizo 31%. Este es un
estado de cosas que merece ser tomado seriamente en cuenta y sobre el que los
editores de Ciencia Hoy desean llamar la atención de sus lectores con este
editorial y con el artículo mencionado al comienzo. Con el mismo propósito, han
comenzado a trabajar en la preparación de un número de la revista dedicado
principalmente al tema, a ser publicado en 2016
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